martes, 28 de octubre de 2008



El movimiento una opciòn para la Meditaciòn Activa.

Desde siempre, hemos sabido que somos seres cuerpo- espíritu. Que estamos constituidos por un cuerpo- al cual denomino “la casa de nuestro espíritu”-y por la chispa y aliento divino, que contenemos -nuestro espíritu…

En tanto seres encarnados, en nuestro caminar por este mundo nos movemos entre estos dos aspectos, cuerpo- espíritu, dentro de una interacción permanente entre ellos, Tener la conciencia de que esto es así nos llevará, a tener presente las necesidades de cada uno de ellos es decir, las necesidades de nuestro cuerpo y las necesidades de nuestro espíritu.,

Una de las propuestas de camino para trabajar el contacto con uno mismo, tocar nuestro espíritu, tocar nuestro cuerpo y provocar movimiento y circulación de energía es el trabajo psicocorporal-espiritual.

Como consecuencia de nuestra vida sedentaria, rutinaria son muchos los movimientos y músculos de nuestro cuerpo que ya no utilizamos, poco a poco hemos ido atrofiando estos movimientos y estas posibilidades y la energía muchas veces ha quedado allí atascada….El trabajo a través de la danza y con diferentes músicas y ritmos musicales nos lleva a ir articulando nuevos movimientos en nuestros músculos y articulaciones.
Nos facilita así tocar diferentes centros energéticos de nuestro cuerpo actuando así sobre el movimiento de la energía, el movimiento de hormonas y fluidos dentro de nuestro cuerpo. Reactivando nuestra circulación, regenerando el movimiento celular y estimulando nuestro propio movimiento vital creativo.

Según el maestro oriental Osho, (1)
“La música es meditación, meditación cristalizada en una dimensión determinada. La meditación es música, música derritiéndose dentro de lo que no tiene dimensión. No son dos cosas separadas.
Si amas la música, la amas sólo porque sientes que a su alrededor está ocurriendo la meditación...te absorbe...te emborrachas con ella.
Algo de lo desconocido comienza a descender a tu alrededor...Dios comienza a susurrar. Tu corazón late en un ritmo diferente, en el que estás en armonía con el universo....de pronto estás en profundo orgasmo con el todo.
Una sutil danza entra en tu ser, y comienzan a abrirse puertas que habían permanecido cerradas por siempre.
Una nueva brisa pasa a través de ti; el polvo de los siglos se va con ella... te sientes como si te hubieses dado un baño, un baño espiritual, has estado bajo una ducha, limpio, fresco, virgen.
La música es meditación, la meditación es música. Éstas son dos puertas para acercarse al mismo fenómeno”.

Comparto con él su decir. Considero que la música es meditación en movimiento, y el trabajo con danza y música una “vía regia”- para la meditación y la experimentación espiritual.
Como Terapeuta e Instructora de Movimiento propongo algunas técnicas que pueden llegar a servir para el contacto con el espíritu y con el movimiento vital creativo personal…

Para concluir, como decía anteriormente, la vida en sí misma es movimiento y fluidez, lo percibamos a no, todo a nuestro alrededor se mueve permanentemente y nosotros también en ella. La danza es una buena puerta hacia la meditación, nuestros abuelos, los pueblos ancestrales lo sabían. Su contacto con las diferentes deidades era a través de la música y la danza. La danza era su manera de contactar con lo divino, de agradecer, de pedir, de recibir, en fin de comunicarse y elevarse hacia los mundos superiores y los seres espiritualmente elevados. Ellos sabían que así como el humo de los sacrificios ofrendados se elevaba hasta el infinito, así la danza los elevaba también a ellos…Somos seres en continuo movimiento, por lo tanto al trabajar en movimiento, al danzar nos conectamos con este movimiento natural que traemos y poco a poco nos vamos acoplando así al compás universal del movimiento todo de la vida misma…

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